23 de octubre de 2025
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el jueves que su Gobierno planea informar al Congreso estadunidense sobre las operaciones contra los cárteles de la droga y que, aunque no necesitaba una declaración de guerra, las operaciones en tierra serían las siguientes.
El ejército estadunidense ha estado aumentando su presencia en el Caribe, incluyendo el despliegue de destructores de misiles guiados, aviones de combate F-35, un submarino nuclear y miles de soldados.
No creo que vayamos a pedir necesariamente una declaración de guerra. Creo que simplemente vamos a matar a la gente que está introduciendo drogas en nuestro país. ¿VALE? Vamos a matarlos», dijo Trump a periodistas en la Casa Blanca.
Estados Unidos ha llevado a cabo una serie de ataques contra presuntos buques de narcotraficantes en el Caribe y el océano Pacífico desde principios de septiembre, matando a casi 40 personas.
Si bien el Pentágono ha proporcionado poca información, ha dicho que algunos de esos ataques han sido contra buques cerca de Venezuela.
Ahora ellos (las drogas) están entrando por tierra (…) ya sabes, la tierra va a ser la próxima», agregó Trump.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, hablando en un evento en vivo en Caracas el jueves, advirtió de que si Estados Unidos alguna vez interviene en el país «se declararía una huelga general insurrecional revolucionaria de la clase obrera, campesina, en las calles hasta que se retomara el poder», y agregó que «verían el desfile de millones de hombres y mujeres con fusiles».
La semana pasada, Reuters fue la primera en informar de que dos presuntos narcotraficantes sobrevivieron a un ataque militar estadunidense en el Caribe. Fueron rescatados y llevados a un buque de guerra de la Armada estadunidense antes de ser repatriados a sus países de origen, Colombia y Ecuador.
Sentado junto a Trump en el mismo acto del jueves, el secretario de Defensa estadunidense, Pete Hegseth, defendió la decisión de repatriar a dos supervivientes, comparándola con las prácticas en el campo de batalla durante las guerras de Irak y Afganistán.
En esos conflictos, capturamos a miles de personas en el campo de batalla y entregamos el 99% a las autoridades del país anfitrión», dijo Hegseth. «¿Nos gustó siempre el resultado? No siempre. Pero era la norma, y aquí es lo mismo».
Encrucijada en el Caribe
Expertos y organismos internacionales señalan que el uso letal de la fuerza en operaciones transfronterizas exige una base clara en el derecho internacional —consentimiento del Estado afectado, un derecho de legítima defensa frente a un ataque armado o un mandato del Consejo de Seguridad— y que, en ausencia de ello, pueden configurarse ejecuciones extrajudiciales que obligan a investigar y reparar.
Organismos de derechos humanos y centros de análisis han pedido transparencia sobre la inteligencia y las reglas de enfrentamiento empleadas.
A nivel regional, los ataques han tensado las relaciones con gobiernos latinoamericanos y dividido apoyos entre aliados caribeños.
Algunos líderes locales respaldan la mano dura contra el narcotráfico; otros —y sectores diplomáticos— advierten que las acciones unilaterales vulneran la soberanía de los Estados y podrían desestabilizar zonas ya frágiles.
Además, los incidentes han generado llamados a mayor coordinación multinacional y a usar mecanismos policiales y judiciales (Coast Guard, extradiciones, asistencias técnicas) en vez de respuestas eminentemente militares.




















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