Ketziot, el monstruo que retuvo a activistas mexicanos – Presencia en puebla
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Ketziot, el monstruo que retuvo a activistas mexicanos

13 de octubre de 2025
Estuvimos en la entraña del monstruo”, declaró Sol González Eguía, una de los seis mexicanos presos durante seis días en el centro de detención preventiva Ketziot de Israel, al volver a México luego de su fallido intento de llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza como parte de la Global Sumud Flotilla.

Esto es de cinco estrellas”, le aseguró a la mexicana uno de los policías de la cárcel sobre esta instalación ubicada en el desierto de Néguev. Sin embargo, para ella el lugar era “suficientemente violento” y acusó haber sufrido tortura física y psicológica.

La prisión de Ketziot fue construida en 1988 cerca de la frontera con Egipto durante la primera Intifada para albergar palestinos que participaron en esta rebelión contra la ocupación israelí. Fue clausurada en 1996 gracias a los Acuerdos de Oslo, pero reabierta en 2002.

Con 400 mil metros cuadrados, distribuidos en tres complejos y con 28 pabellones de celdas, ha albergado a migrantes, solicitantes de asilo y reclusos en espera de juicio y bajo detención administrativa sin cargos formales.

Desde su reapertura, Ketziot quedó bajo administración del Servicio Penitenciario de Israel (SPI), el cual ha recibido múltiples denuncias de violaciones a los derechos humanos.

Lo más aterrador era la noche. (Los guardias) ponían música a todo volumen”, describió Ashraf al Muhtaseb, un expreso palestino de Cisjordania, al Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, B’Tselem. “Sentíamos que la muerte nos acechaba a cada minuto”, añadió.

En un informe titulado Bienvenidos al infierno, B’Tselem recopiló testimonios de 55 palestinos que estuvieron en las cárceles del SPI y coinciden en que fueron torturados: los hacían arrodillarse, casi no salían de sus celdas y tenían los ojos vendados, los golpeaban, no les daban alimentos suficientes ni medicamentos, tampoco ropa, colchones y cobijas en invierno.

El comandante de la prisión Ketziot, el general de brigada Yosef Knipes, reconoció con orgullo que “23 de las 24 horas” del día los presos están dentro de las celdas, y que “hay entre 10 y 12 terroristas” en cada una, según el informe. “Tienen un colchón y una manta, con las condiciones mínimas exigidas por la ley”.

La situación empeoró tras el ataque de Hamás a territorio israelí el 7 de octubre del 2023, lo cual empezó cambiándolos de celdas. “Iniciaron una campaña de venganza contra los reclusos”, dijo Imad a-Din Abu al-Heija, de 25 años, al B’Tselem.

Cuando estalló la guerra todo cambió. Nos encerraron y no nos permitieron salir. Nos trasladaron a mí y a otros dos a una celda donde ya había cinco reclusos, así que tuvimos que dormir en el suelo”, contó un exreo que se identificó como M.A.

Un interrogador entró y me preguntó qué pensaba de lo que hizo Hamás. Dijo que había 20 soldados en la habitación y que me violarían. Entonces llegó un soldado y me llevó a otra habitación con más soldados que me dijeron: “‘Bienvenida al infierno’”, aseguró Lama al-Fakhuri, de 47 años y originaria de Cisjordania.

Los seis activistas mexicanos de la Flotilla Global Sumud aterrizaron en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México en un vuelo procedente de Turquía, el pasado 8 de octubre gracias a la intervención de la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la embajada de México en Israel.

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