11 de julio de 2025
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de su Filmoteca, ha iniciado una campaña sin precedentes para localizar y recuperar una serie de películas mexicanas consideradas “perdidas”.
Esta iniciativa, publicada recientemente en las redes sociales oficiales de la institución, hace un llamado a estudiantes, cinéfilos y al público en general para ayudar a ubicar estos filmes cuyo paradero se ha vuelto un enigma a lo largo del tiempo.
“En la historia del cine, hay películas que existieron, pero cuyo destino se volvió un enigma. Sabemos de su producción o exhibición, pero no de su paradero”, señaló la UNAM en su publicación.
La institución plantea la posibilidad de que algunas de estas cintas estén almacenadas con nombres erróneos, olvidadas en mercados de segunda mano o incluso hayan sido reutilizadas como objetos cotidianos, como maceteros hechos con latas de celuloide.
¿Cuáles son las películas perdidas que buscal a UNAM?
La lista de filmes que busca la UNAM incluye verdaderas joyas del cine nacional, muchas de ellas fundamentales para entender el desarrollo del cine en México y su contexto social, político y artístico. Entre ellas destacan:
La luz, tríptico de la vida moderna (1917), atribuida a Ezequiel Carrasco, con la actuación de Emma Padilla.
En defensa propia (1917), de Joaquín Coss, escrita y protagonizada por Mimí Derba, una de las pioneras del cine mexicano.
Juan Soldado (1919), de Enrique Castilla, con el respaldo de la Secretaría de Guerra y Marina.
La parcela (1921), dirigida por Ernesto Vollrath.
El Coloso de Mármol (1928), de Manuel R. Ojeda, con Carlos Villatoro.
Más fuerte que el deber (1930), de Raphael J. Sevilla, una obra sonorizada mediante discos.
El anónimo (1932), ópera prima de Fernando de Fuentes, quien más tarde dirigiría la icónica Trilogía de la Revolución.
El espectador impertinente (1932), pieza experimental de Arcady Boytler que combinaba cine y actuación en vivo.
Michoacán (1937), documental de Elena Sánchez Valenzuela, fundadora del primer archivo fílmico en México.
La China Poblana (1943), de Fernando A. Palacios, la primera película a color de María Félix.
Este acervo no solo representa obras fílmicas sino auténticos documentos históricos que ofrecen una ventana al México de las primeras décadas del siglo XX.
Para la UNAM, ¿por qué es importante recuperar estas películas?
Rescatar estas películas no es un mero ejercicio de nostalgia, sino un acto de memoria cultural.
La UNAM, a través de su Filmoteca, considera este operativo como una forma de preservar y reconstruir parte del alma cinematográfica del país.
Cabe recordar que la Filmoteca de la UNAM, fundada en 1960, resguarda uno de los acervos más importantes de América Latina, con más de 40 mil títulos, incluidos filmes nacionales e internacionales, material documental, propagandístico, noticiarios y registros etnográficos.
Su labor ha sido reconocida por instituciones como la UNESCO, que ha señalado la importancia de preservar el cine como patrimonio inmaterial.
Sin embargo, la tarea no es sencilla, pues algunos usuarios en redes sociales han manifestado su preocupación por la posible pérdida definitiva de estas obras, especialmente tras el incendio de la Cineteca Nacional ocurrido el 24 de marzo de 1982, una de las mayores tragedias para el cine mexicano, donde se perdieron cientos de rollos de película irrecuperables.
A pesar de estos desafíos, la UNAM mantiene la esperanza de que, con la colaboración ciudadana, sea posible ubicar al menos algunas de estas películas, e incluso ya han comenzado a recibirse sugerencias sobre posibles ubicaciones, como archivos privados, colecciones familiares o mercados de antigüedades.
La campaña no solo busca rescatar películas, sino también crear conciencia sobre la fragilidad del patrimonio audiovisual y la necesidad de su conservación. La historia del cine mexicano aún guarda secretos por descubrir, y hoy más que nunca, la Filmoteca de la UNAM invita a la sociedad a ser parte activa en su redescubrimiento.























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