La historia del jubilado que no se separaba de su pistola: acabó muerto – Presencia en puebla

La historia del jubilado que no se separaba de su pistola: acabó muerto

14 de julio de 2025
David Ramón Bernal tenía 79 años y una costumbre inamovible: siempre llevaba su pistola cerca. Sus vecinos lo describen como un hombre reservado, de rutinas marcadas, pero con un carácter difícil y un apego enfermizo por las armas. Esa obsesión terminó costándole la vida.

Todo comenzó hace poco más de un mes, cuando Bernal disparó contra su inquilino de 35 años, tras una discusión doméstica. El altercado, ocurrido en el mismo domicilio donde ambos vivían, dejó al joven herido de bala a corta distancia. Desde entonces, el jubilado se convirtió en el centro de una investigación penal por lesiones agravadas por uso de arma de fuego.

Ante la denuncia, la justicia actuó. El fiscal Gastón Duplaá, de la UFI N°2 de Laferrere, solicitó una orden de allanamiento para secuestrar el arma y avanzar en la causa. Pero Bernal no estaba dispuesto a entregarse fácilmente.

El pasado 11 de julio, en la mañana fría del conurbano bonaerense, efectivos del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) llegaron a la casa ubicada en Tomás Valle al 5400, en González Catán, para ejecutar la orden judicial. Apenas ingresaron, fueron recibidos a los tiros.

David Bernal disparó varias veces con un revólver calibre .357 Magnum, incluso impactando el chaleco antibalas de uno de los agentes. Los policías respondieron el fuego y lo abatieron con dos disparos certeros en el tórax. Murió en el acto.

En el lugar se halló el arma con la que atacó a los oficiales: un revólver sin numeración visible, con cuatro vainas servidas y dos municiones intactas. La escena confirmó lo que muchos sospechaban: el anciano no solo dormía con el arma, sino que la tenía lista para usar.

La causa penal en su contra quedó extinguida con su muerte, pero el procedimiento policial fue revisado por la UFI de Homicidios de La Matanza, a cargo del fiscal Adrián Arribas. También intervino la Policía Federal y Asuntos Internos de la Bonaerense. La conclusión fue que los efectivos actuaron en legítima defensa.

“Siempre estaba con la pistola encima, decía que lo iban a robar o que lo querían sacar de su casa”, comentó un vecino que pidió el anonimato. “Una vez lo vi en la vereda mostrando el arma, como si fuera parte de su cuerpo”.

La historia de David Bernal no es solo la de un hombre armado hasta los dientes, sino también la de una escalada de violencia doméstica que terminó en tragedia. En su afán por defender lo que consideraba suyo, eligió el peor camino: enfrentarse a la ley a balazos.

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